El hipotiroidismo en perros y el hipertiroidismo en gatos son dos de las endocrinopatías más comunes en la clínica veterinaria. Si bien sus manifestaciones clínicas son bien conocidas, el diagnóstico preciso y la monitorización del tratamiento requieren un enfoque basado en pruebas laboratoriales específicas.
Hipotiroidismo Canino
El hipotiroidismo primario es la forma más frecuente en perros, generalmente causado por tiroiditis linfocítica o atrofia idiopática de la glándula tiroides.
Diagnóstico Laboratorial
El diagnóstico definitivo se basa en pruebas hormonales. La determinación de la concentración de tiroxina total (T4) es un punto de partida, pero su uso aislado puede generar falsos positivos. La confirmación requiere la medición de la hormona estimulante del tiroides (TSH). Un aumento de TSH junto con niveles bajos de T4 confirma el diagnóstico. En casos en los que los resultados no sean concluyentes se puede usar la determinación de la T4 libre.
Diferenciación entre T4 total y T4 libre
T4 total: Mide la tiroxina circulante, incluyendo la fracción unida a proteínas y la fracción libre. Puede estar influenciada por enfermedades concurrentes y medicamentos, lo que puede llevar a valores falsamente bajos.
T4 libre: Representa la fracción activa de la hormona, no unida a proteínas, y es menos susceptible a variaciones por enfermedades no tiroideas o fármacos. La medición mediante diálisis de equilibrio es más precisa que los métodos inmunoenzimáticos convencionales. Sin embargo, este método es técnicamente complejo, requiere equipos especializados y son más costosas, ya que la separación de la T4 libre de la T4 unida debe realizarse con alta precisión para evitar falsos valores debido a interferencias de proteínas plasmáticas.
Antes del diagnóstico, es frecuente encontrar alteraciones inespecíficas en pruebas generales de laboratorio. Los hemogramas pueden mostrar anemia normocítica normocrómica leve y leucocitosis moderada. En la bioquímica sérica, es común la hipercolesterolemia y la hipertrigliceridemia, junto con elevaciones leves de enzimas hepáticas (ALT y ALP).
Pruebas complementarias como la medición de anticuerpos antitiroglobulina pueden aportar información en los casos de causa autoinmune de la enfermedad.
Monitorización del Tratamiento
El tratamiento estándar es la suplementación con levotiroxina sódica. La monitorización de la respuesta terapéutica se realiza midiendo la T4 total en su pico máximo (4-6 horas post-administración) para asegurar concentraciones dentro del rango terapéutico. También se recomienda evaluar la TSH, que debería disminuir con un tratamiento adecuado.
Se recomienda comenzar administrando levotiroxina dos veces al día para conseguir la mejor respuesta terapéutica. Se debe controlar el tratamiento tras un mes del comienzo con medición de T4 y TSH y luego realizar controles periódicos cada 6-12 meses. Si el control de la enfermedad es bueno se puede administrar el tratamiento en una única dosis diaria.
Además del perfil tiroideo, se recomienda realizar controles periódicos de hematología y bioquímica sérica. La normalización progresiva de la anemia y la reducción de los niveles de colesterol, triglicéridos y transaminasas son indicadores de respuesta favorable. En algunos casos, puede ser necesario ajustar la dosis de levotiroxina si persisten signos clínicos o si las pruebas de laboratorio indican una respuesta subóptima.
Hipertiroidismo Felino
El hipertiroidismo es la enfermedad endocrina más común en gatos geriátricos, usualmente causado por una hiperplasia adenomatosa de la glándula tiroides.
Diagnóstico Laboratorial
La principal prueba para el diagnóstico es la medición de T4 total, ya que en la mayoría de los gatos hipertiroideos se encuentra elevada. En casos atípicos, cuando los valores están en el rango alto de referencia, se recomienda la evaluación de TSH que suele estar indetectable en los casos de hipertiroidismo, o también, medir la T4 libre.
Los hemogramas en estos pacientes pueden revelar eritrocitosis leve y leucocitosis por estrés. En la bioquímica sérica, se observan frecuentemente elevaciones de ALT, AST, ALP y LDH y entre un 20 y un 40% de los gatos hipertiroideos presentan insuficiencia renal concurrente pero hay que tener en cuenta que los resultados de la urea y la creatinina pueden estar enmascarados (normales o levemente aumentados) debido a que el hipertiroidismo aumenta la filtración glomerular. Cuando se empieza con el tratamiento la filtración se reduce y los valores de urea y creatinina aumentan, por lo que hay que llevar un control de los mismos.
Monitorización del Tratamiento
El tratamiento puede incluir antitiroideos (metimazol), cirugía o terapia con yodo radiactivo. En pacientes tratados con metimazol, es fundamental monitorizar la T4 total a las 2-4 semanas tras el inicio del tratamiento y luego cada 3-6 meses, ajustando la dosis según sea necesario.
Es imprescindible realizar controles de hemograma completo para detectar posibles efectos adversos del metimazol, como anemia, trombocitopenia o leucopenia. Asimismo, el monitoreo de la bioquímica hepática y renal es fundamental, ya que algunos gatos pueden desarrollar hepatopatía inducida por el tratamiento o descompensación renal oculta tras la normalización de la función tiroidea como ya hemos dicho.
En gatos tratados con yodo radiactivo o tiroidectomía, se recomienda reevaluar la T4 y la TSH a los 3 meses para descartar hipotiroidismo iatrogénico. En estos casos, una evaluación renal es clave para detectar deterioro en la función renal, especialmente en pacientes con enfermedad renal preexistente.
El diagnóstico y manejo de las disfunciones tiroideas en perros y gatos requieren un enfoque basado en pruebas laboratoriales específicas. La correcta interpretación de estos análisis es clave para optimizar el tratamiento y garantizar un adecuado control de la enfermedad a lo largo del tiempo. Además de las pruebas hormonales, la evaluación hematológica y bioquímica complementaria es esencial tanto en el diagnóstico inicial como en la monitorización terapéutica para prevenir y manejar posibles complicaciones.
Bibliografía
-Melián, C., Pérez, D., & Arenas C. (2018). Manual de endocrinología de pequeños animales. Multimédica ediciones veterinarias.
-Feldman, E, Fracassi, F. & Peterson, M. (2019). Endocrinología felina. Editorial Edna.
-Novotech. (2023). Diagnóstico clínico en el paciente canino y felino.
Autora: María Valladares Salmerón. DMV PhD