El hipercortisolismo espontáneo, o síndrome de Cushing, es una endocrinopatía causada por una secreción excesiva y sostenida de cortisol.
Es relativamente frecuente en el perro, mientras que en el gato es mucho más rara, con diferencias fisiopatológicas, clínicas y diagnósticas importantes.
Desde el laboratorio, el análisis del hemograma, la bioquímica y las pruebas funcionales hormonales permiten no solo orientar el diagnóstico, sino también monitorizar el tratamiento en fases posteriores.
En este artículo se revisan los hallazgos clave desde el punto de vista del laboratorio, incluyendo las particularidades del Cushing felino y los protocolos recomendados.
Perfil hematológico y bioquímico: claves interpretativas
En el perro, el hemograma suele mostrar un leucograma de estrés caracterizado por neutrofilia, linfopenia y eosinopenia, reflejo de la inmunomodulación ejercida por el exceso de glucocorticoides. Es también frecuente una trombocitosis reactiva y, en algunos casos, hematocrito elevado o en el rango alto normal debido a hemoconcentración o estimulación medular.
A nivel bioquímico, el hallazgo más característico es el aumento marcado de fosfatasa alcalina (ALP), atribuible a la inducción de una isoenzima hepática específica inducida por glucocorticoides. También se observan con frecuencia hipercolesterolemia, hipertrigliceridemia, hiperglucemia leve a moderada y aumento de ALT. La urea plasmática puede estar disminuida por aumento del filtrado glomerular. Estos hallazgos, aunque no patognomónicos, orientan con fuerza hacia el diagnóstico en el contexto clínico adecuado.
En el gato, estas alteraciones bioquímicas son mucho menos marcadas. La ALP suele estar normal o solo discretamente elevada, y la hiperglucemia leve puede atribuirse erróneamente a estrés. Un dato importante es que muchos gatos con Cushing desarrollan diabetes mellitus secundaria, que se presenta como una diabetes insulinorresistente y de difícil control. Esta resistencia a la insulina debe ser considerada una señal de alerta diagnóstica en gatos diabéticos.
Pruebas funcionales: interpretación completa desde el laboratorio
1. Prueba de estimulación con ACTH
Protocolo en perros:
- Ayuno de al menos 8 horas.
- Toma de muestra basal para cortisol (T0).
- Administración de tetracosactrina (ACTH sintética; preparados como Cosacthen® o Nuvacthen Depot®) a una dosis de 5 µg/kg IM.
- Segunda muestra 60 minutos después (T60) para cortisol post-estimulación.
Interpretación:
- En perros sanos, la respuesta post-ACTH alcanza típicamente valores entre 8 y 17 µg/dL.
- En perros con Cushing, el cortisol post-ACTH es exageradamente alto, a menudo por encima de 17–24 µg/dL.
- Esta prueba es también la de elección para monitorización del tratamiento con trilostano o mitotano.
Protocolo en gatos:
- Ayuno previo de al menos 8 horas.
- Toma de muestra basal para cortisol (T0).
- Administración de ACTH según el preparado disponible:
- Tetracosactrina IV (p. ej., Synacthen®): 5 µg/kg por vía intravenosa.
- Tetracosactrina depot IM (p. ej., Nuvacthen Depot®): 0,125 mg/kg por vía intramuscular.
- ACTH en gel IM: 2,2 U/kg por vía intramuscular.
- En gatos, la respuesta máxima puede producirse entre los 60 y 120 minutos. Se recomienda tomar muestras de cortisol a los 60 y 90 minutos post-administración (T60 y T90) para una mejor sensibilidad
Interpretación:
- En gatos sanos, el pico de cortisol post-ACTH es menos predecible y más variable que en el perro.
- La sensibilidad diagnóstica es baja (~60 %), por lo que un resultado normal no descarta hiperadrenocorticismo.
- Es la prueba de elección para diferenciar entre Cushing espontáneo e iatrogénico, ya que en este último no hay respuesta al estímulo.
- Debe tenerse en cuenta que algunos gatos con enfermedades no adrenales (como procesos inflamatorios, renales o metabólicos) pueden mostrar respuestas exageradas al ACTH, dando lugar a falsos positivos. Por ello, el diagnóstico no debe basarse exclusivamente en esta prueba, sino en una evaluación endocrina completa que incluya la historia clínica, examen físico, perfil bioquímico y pruebas hormonales complementarias.
- Aunque su utilidad como prueba diagnóstica primaria es limitada debido a la baja sensibilidad, puede emplearse para monitorizar el tratamiento con trilostano o mitotano, al igual que en el perro.
2. Prueba de supresión con dexametasona a dosis bajas (LDDST)
Protocolo en perros:
- Ayuno de 8 horas.
- Toma de muestra basal para cortisol (T0).
- Administración de dexametasona a 0,01 mg/kg IV o IM.
- Toma de muestras a las 4 (T4) y 8 (T8) horas post-administración.
Interpretación:
- En perros sanos, el cortisol se suprime por debajo de 1,4 µg/dL en T4 y T8.
- En perros con Cushing:
- Si no hay supresión en ningún punto, el resultado es compatible.
- Si hay supresión en T4 pero no en T8, sugiere un Cushing hipofisario con retroalimentación parcial.
- La sensibilidad es muy alta (>95 %), aunque pueden darse falsos positivos en animales con enfermedad sistémica grave.
Importante: En presencia de enfermedades concomitantes como insuficiencia renal, hepatopatías, procesos inflamatorios crónicos o diabetes mellitus, la elección del test debe hacerse con cautela. Estas condiciones pueden alterar el eje hipotálamo-hipófisis-adrenal (HHA) de forma funcional, generando respuestas exageradas al ACTH y, por tanto, falsos positivos en el test de estimulación. Por ello, algunos autores recomiendan en estos casos el uso preferente del test de supresión con dexametasona a dosis bajas (LDDST), ya que evalúa la capacidad del eje HHA para responder a la retroalimentación negativa, siendo más fiable para detectar un hipercortisolismo real. Sin embargo, otros autores advierten que en animales con enfermedades no adrenales activas, la especificidad del LDDST disminuye considerablemente, y por tanto recomiendan utilizar la estimulación con ACTH o posponer el diagnóstico hasta que el animal esté clínicamente compensado. En la práctica, si el paciente está clínicamente estable, la LDDST suele ser el test inicial más sensible; si, en cambio, presenta enfermedades sistémicas activas y graves, puede ser preferible realizar la prueba de estimulación con ACTH.
Protocolo en gatos:
- Ayuno previo de al menos 8 horas.
- Toma de muestra basal para cortisol (T0).
- Administración de dexametasona a 0,1 mg/kg IV, una dosis diez veces superior a la utilizada en perros. Esta dosis más alta mejora la sensibilidad del test hasta un 80 %, reduciendo además el riesgo de falsos positivos en gatos con otras enfermedades.
- Toma de muestras a las 4 (T4) y 8 horas (T8) post-administración.
Interpretación:
- En gatos sanos, los valores de cortisol a las 4 y 8 horas deben suprimirse por debajo de 1,0 µg/dL.
- Si el cortisol a las 4 o 8 horas es superior a 1,4 µg/dL, el resultado se considera positivo (compatible con hipercortisolismo).
- Valores entre 1,0 y 1,4 µg/dL se consideran no diagnósticos, por lo que puede ser necesario repetir la prueba o combinarla con otras pruebas funcionales.
- Durante la prueba, el gato debe permanecer en un entorno lo más tranquilo posible, ya que el estrés puede afectar los niveles de cortisol.
Este test es más sensible que la estimulación con ACTH en gatos y se considera la prueba funcional de elección para el diagnóstico de Cushing felino, especialmente en pacientes con diabetes mellitus insulinorresistente o signos clínicos compatibles. Sin embargo, su interpretación debe hacerse siempre en conjunto con la historia clínica, el examen físico y los hallazgos laboratoriales complementarios.
Particularidades del Cushing felino: macroadenomas y diabetes secundaria
El hipercortisolismo espontáneo en gatos es poco frecuente, pero cuando aparece suele deberse a adenomas hipofisarios productores de ACTH, muchos de ellos de gran tamaño (macroadenomas) identificables por pruebas de imagen como TAC o RM. Clínicamente, los signos clásicos pueden pasar desapercibidos, pero la diabetes mellitus secundaria de difícil manejo es a menudo la clave diagnóstica. Estos gatos requieren dosis de insulina elevadas y el control glucémico es errático a pesar de ajustes.
El tratamiento más eficaz es la hipofisectomía, disponible en centros especializados. El uso de trilostano es posible en algunos casos seleccionados, pero requiere precaución. Un aspecto crucial es que, tras iniciar tratamiento para el Cushing, la sensibilidad a la insulina puede mejorar rápidamente, lo que implica riesgo de hipoglucemia grave si no se ajusta adecuadamente la dosis de insulina. Por ello, es imprescindible un seguimiento glucémico estrecho en gatos con diabetes secundaria en fase de tratamiento.
Referencias
- Melián, C., Pérez-Alenza, D., Arenas, C., García San José, P., Ibars, A., Monreal, L., Pastor, J. (2022). Manual de endocrinología de pequeños animales. Ed. Servet.
- Feldman, E. C., & Nelson, R. W. (2020). Canine and Feline Endocrinology (5th ed.). Ed. Elsevier.
- Melián, C., Pérez-Alenza, D., Fernandel del Palacio, M., Garcia Echarri, C., Hervera Abad. M., Perez Vera, C., (2016) Manual clínico de medicina interna en pequeños animales. Ed. Improve International
- Feldman, E. C., Fracassi, F., Peterson, M. E., (2020) Endocrinología felina. Ed. Edna